Nostalgia Cibernética

Antes de las redes sociales estaban los blogs, los rss y los newsletters. El consumo era más caótico, no estaba centralizado en dos o tres grandes plataformas como hoy (Escribo esto en 2021, quizás leas esto en 2040 haciendo limpieza de tu memoria flash cerebral porque necesitás instalar un módulo de karate avanzado que descargaste por torrent a tu sistema operativo corporal porque no querés pagar el servicio en la nube que te permite ser experto en karate por tan solo 0.0005 btc la hora y para ese entonces no existan más dichas plataformas.), aunque había algunas maneras de organizarlo. Era más o menos así: Encontrabas un blog de tu gusto, te suscribías, no entrabas nunca más por el explorador porque Google Reader te iba actualizando y mostrando las nuevas entradas. Con los newsletters, de modo similar, te suscribías y te llegaban a la bandeja de entrada.

Eran épocas algoritmo free. Los sistemas de recomendaciones eran los feeds de links o blogs amigos de los blogs que te gustaban. Las publicidades eran mucho menos certeras. Consumir contenido multimedia en internet era mucho más Elige tu propia aventura. Hoy en día casi no elegís tu aventura, varias plataformas la eligen por vos.

Recuerdo googlear por 2005/2006 y dar con cosas que realmente te servían, o que te daban indicios para mejorar tu siguiente búsqueda y así conseguir lo que buscabas. Por supuesto que esa técnica y muchas otras siguen surtiendo efecto, pero antes había mucho menos contenido, era menos frustrante llegar a lo que uno quería si eso realmente estaba. Muchas veces pienso que aquellos que aprendimos a googlear en aquella época hicimos de eso una gran habilidad.

Los foros tenían muchas más visitas y eran epicentro de muchas comunidades formadas a través de ciertos nichos antes de que Facebook o, quizás antes Reddit, y plataformas similares se los lleven puestos. En esos lugares (sí, lugares, como si fuesen físicos) existía lo que se conocía en el momento como el forobardo, users que sólo jodían, molestaban, trolleaban a otros y desvirtuaban posts (bastante actual esto, ¿no? ). Pero muy a menudo había users que compartían mucha sabiduría, alentaban a otros a aprender, que despertaban entusiasmo sobre los temas tratados.

Por aquellos años (y supongo que varios años antes también pero yo era un feto sin ethernet) usar internet para obtener información distribuida horizontalmente era eso. No había otra manera, quizás podías elegir subirte a un foro o al otro. Podías elegir a qué blogs o a qué newsletters suscribirte. Pero no había vuelta, tenías que arremangarte un poco y empezar a buscar. Los usuarios éramos mucho más activos frente al consumo.

Por estos días, y por supuesto hace ya varios años, todo nos llega por arte de magia. Estamos estandarizados, agrupados, usando plataformas que nos catalogan desde antes que nos creemos una cuenta y que ya saben qué ofrecernos para que pasemos más tiempo usándolas. Soy de la idea de que la recomendación constante de contenido a través de estos mecanismos mata lentamente nuestro entusiasmo y nos hace vagos con respecto al descubrimiento o profundización de tópicos que pueden interesarnos. Eso es justo una daga en mi corazón wanna-be polímata.

No es que quiera ser catador de modos de consumo digital. Creo que lo que me pasa es que mi nostalgia cibernética se activa cuando escucho a gente 10 años más joven que yo contarme que es fan de Talking Heads porque escuchó una playlist que le salió en Spotify. Soy un cyborg gritándole a la nube.