Funny Games [Review]
Yo sé que te gusta.
Un matrimonio juega a ver quién es más culto reconociendo piezas de música clásica mientras viajan en su camioneta junto con su hijo quien se sienta detrás. Por el momento venimos muy relajados pero es ahora cuando el más disonante metal progresivo, avant-garde o cosarara irrumpe nuestra calma en un compás indescifrable. Nos hace sufrir, pero no tanto como esta familia o nosotros mismos sufriremos en un rato nada más.
Nuestros personajes se dirigen a lo que parece una casa de vacaciones y mientras se ponen cómodos y empiezan a hacer algunas actividades llega un vecino a pedir tres huevos para poder cocinar el almuerzo. Y a partir de este momento agarrate: los huevos fueron sólo una excusa para someter esta a familia a una serie de juegos macabros que parecen no tener fin.
Haneke pone a dos psicópatas a manipular a la familia para que hagan lo que ellos les piden, haciéndoles sentir mal con un amplio rango de sensaciones: desde una simple culpa, hasta el temor por la muerte propia y de los suyos. Las actuaciones, destacadas las de los papeles de Paul y de Anna, están más que a la altura.
Todo tiene su tiempo en esta película, incluso hay tiempo para un plano general de más de tres minutos en la que vemos llorar inmovil a una madre devastada tendida en el piso. Y claro que guarda sentido tan larga escena; miramos esa escena dure lo que dure por el mismo motivo que miramos todas las otras: Por el morbo. El morbo es el tropo elegido para explorar y experimentar a lo largo de toda esta cinta.
El director toma la decisión de meter al espectador como parte del film y se la juega en varias oportunidades con miradas y diálogos a cámara de nuestro psicópata lider. Paul sabe que estamos ahí atentos mirando sólo por el morbo del sufrimiento ajeno al mismo tiempo que sufrimos nosotros mismos: Se cerciora, como maestro de este ritual, de que estemos ahí pasándola tan mal como sus rehenes.
Funny Games es un film arriesgado y no sólo cumple sino que te hace pedir más. En la escena del cierre, cuando todo indica que la historia se va a repetir una vez más, estás esperando que Paul te mire para hacerte cómplice otra vez. Y el no te defrauda, al igual que tampoco lo hace la película.